Texto para ejercicio de procesador de texto en séptimo b

 

Braudel y las civilizaciones

El estudio parte de la idea de que es lícito acercarse al conocimiento del ser humano y las sociedades humanas a través del pasado, partiendo desde el presente, «para poder comprender la gestación y el grado de desarrollo de las civilizaciones actuales». En la primera parte, Braudel se preocupa de definir las civilizaciones de diferentes formas. Comienza explicando que se trata de un concepto reciente, y que habitualmente se daba en singular para referirse a procesos judiciales civiles. Alrededor del año 1819 se pluralizó el término para dotarlo de un sentido diferente: «conjunto de caracteres que presenta la vida colectiva de un grupo o de una época». A partir de este momento, proporciona definiciones en relación con las ciencias humanas: las civilizaciones como espacios, como sociedades, como economías y como mentalidades colectivas.

A esta primera parte la llama ′Gramática de las civilizaciones′, y en ella no sólo trata de definir los diferentes conceptos de civilización sino profundizar en sus coyunturas y en sus estructuras. Por último, también se preocupa de reflexionar sobre la relación entre la historia y las civilizaciones. Afirma que los historiadores trabajan, al menos, en tres planos diferentes. El primero, es el de la historia tradicional, es decir, el relato que enlaza un acontecimiento con otro como hacían los cronistas y ahora los periodistas. El segundo plano sería el que refleja los episodios en forma de bloque. Por ejemplo: la Revolución Francesa o el Romanticismo. El tercero «estudia una historia en la que todos los movimientos son lentos y ocupan grandes espacios de tiempo». De esta manera, «Voltaire sólo sería una simple etapa en la evolución del libre pensamiento».

Desde esta perspectiva, comienza a abordar, por un lado, las civilizaciones no europeas (es la segunda parte del libro) y, por último, las europeas. Invierte el orden que normalmente los historiadores europeos empleaban en su discurso. Lo hace, precisamente, para tomar distancia y evitar que se considere Europa como el centro del mundo, algo que cree que realmente nunca ha sido una realidad.

Considera como civilizaciones no europeas actuales el Islam y el mundo musulmán, el continente negro y extremo oriente. Las civilizaciones europeas serían las del propio continente europeo, las del llamado Nuevo Mundo, Estados Unidos y lo que llama «la otra Europa», que la formarían Moscovia —Estado predecesor del Zarato Ruso y el Imperio Ruso—, Rusia y la URSS. Este es sólo uno de los aspectos en los que la obra está desactualizada, ya que en la época en la que fue escrito todavía permanecía la URSS, y Braudel nunca llegó a conocer —falleció en 1985 — los acontecimientos que llevaron al desmembramiento de esta superpotencia.

No es difícil imaginar que esta obra permitió ahondar en debates que en los años 60 eran muy complejos. La civilización europea ya no era la preponderante en el mundo, desde un punto de vista cultural ni económico. Este trabajo permitió acercarse a todas las otras civilizaciones existentes, en su diversidad y riqueza. Además, la objetividad con la que trata de abordar los temas y una pluma relativamente divulgativa ayudan a que los mensajes puedan calar en lectores de diversa formación, no sólo especialistas.

Se trata de una obra interesante que hay que tomar con las cautelas necesarias, principalmente por el tiempo que ha pasado desde que fue escrita. En cualquier caso, es un buen punto de encuentro de ideas y reflexiones.

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